MI CONCEPTO DEL ARTE

miércoles, 7 de marzo de 2007



MI OPINIÓN DEL ARTE


H
asta que desapareció el último impresionista del pasado siglo, el camino del arte occidental había sido un hilo continuo. Las innovaciones y los intentos de ruptura, si es que los ha habido, fueron imperceptibles o se perdieron en la indiferencia y el olvido. Pero a comienzos del siglo XX, la sociedad, y con ella las bellas artes, se convulsiona agitándose entre las revoluciones y las guerras mundiales. Los artistas pierden la fe en sus semejantes y en sí mismos, y se cierran en su egoísmo o caminan hacía él. En sus obras ya no nos cuentan más que sus problemas, odios o pasiones que a casi nadie interesa, salvo a psiquiatras, críticos e historiadores. En su individualismo narcisista empezaron a buscar la fama por encima de todo. Y quisieron hacerlo provocando al público con alucinantes novedades. Pronto el arte pasó a ser innovación continua en búsqueda de la más sonada provocación para alcanzar con ella la ansiada fama y por encima del buen hacer o de la profesionalidad que, desde siempre, se había considerado como imprescindible y fundamental en la producción artística.
Se había abierto el camino que llevaría, como no podía ser de otra manera, al fraude al espectador.
Se empezó engañando al público, sobrecogido por lo que contemplaba, con obras que no entendía y que necesitaban de explicaciones más o menos ruidosas y fraudulentas. A continuación se le informaba de que eran obras para “minorías cultas” y que el culpable de que no las entendiera era su falta de cultura o de preparación intelectual. El nuevo “arte” fue, poco a poco, abandonado por el público incrédulo devolviendo a sus inventores la moneda del desprecio con que se les había pagado. Eso hizo que, asustados, los “artistas” provocadores cambiaran el pincel por la pluma y se dedicaran a escribir libros y panfletos para intentar explicar tanta sinrazón de sus lienzos, tal como hacen sus críticos. Pero los "escritos" resultaron ser otros engaños. El público dio, también, la espalda a los parlanchines y volvieron a hacer colas en los museos para rendir homenaje a esos pintores tradicionales que no tuvieron necesidad de innovar nada, ni provocar, ni insultar a nadie, ni romper con el Arte anterior, negándolo o despreciándolo, sino que se contentaron simplemente con ser excelentes en su trabajo, como hicieron Velázquez, Van Gog y tantos otros.
Fueron los mercados y los críticos por ellos pagados los que inventaron “las Vanguardias” y cambiaron los estilos. Unos y otros hicieron que se entrara en la época del activismo cultural en la que una "vanguardia" (moda) ahuyentó a otra sin apenas haberse consolidado. Por miedo a dejar escapar un negocio, los críticos y galeristas decretan que todo vale, ¡que todo es arte!, y lo certifican con un lenguaje aún más alucinante que las obras que patrocinan. Pero el manantial de la continua innovación y provocación acaba agotándose y, cuando ya no es posible crear algo nuevo, ¡algo que provoque!, decretan la ” muerte del arte”.
Sin embargo los auténticos artistas siguen en sus estudios, antes llamados “talleres”, continuando el camino que nunca debió de ser abandonado por los "modernos": el de la búsqueda sincera y constante de la belleza con la que debe ver el mundo su alma artística. Una belleza que no tiene necesidad de superar a las de las obras de los geniales artistas del pasado, ni igualarlos, ni compararse con ellos; una belleza que sólo debe ser reflejo de la de su alma artística y que debe expresarse en su obra con autenticidad y honradez.
Hoy el Arte está en manos de los mercaderes y críticos mas o menos corruptos y de periodistas y políticos desinformados y tendenciosos. Algunos gobiernos que descubren tarde las bonanzas
del mercado y su propaganda, sin enterarse de nada, intentan llegar al reparto del pastel y recogen el testigo casi abandonado por críticos y galeristas para ganar votos. Nombran para dirigir los museos nacionales a militantes o simpatizantes para que apliquen sus consignas. Todos sabemos que, en España, las personas que dirigen museos son tremendamente sectarias. "Aquí se han hecho museos de arte contemporáneos parciales y limitados, museos en donde la corrupción está tan patente como en la política o la economía”. (Los políticos llaman a una mamarrachada pintada con una manguera sobre una cúpula de una sede europea, por un acólito simpatatizante y propagandista de su ideología, "la capilla sixtina del siglo XXI", ¡ cuando faltan noventa y dos años para que acabe ese siglo!. Una semana después se desplomaron trozos de la cúpula pintada que demuestra al mundo la pésima técnica empleada por un pintor abstracto, sin técnica, pero que sabe cobrar millones por la decoración. ¿Cuantas pinturas de las cúpulas centenarias se han desprendido? )
Despues de estudiar Historia en la UNED; tras conseguir el título de profesor de instituto y la licenciatura en Bellas Artes en la Universidad de Valencia, (en donde comprobé que los alumnos practicantes del Informalismo no sabían dibujar las estatuas o modelos vivos, ni los profesores hablar o razonar sobre un cuadro abstracto que les presentaban) y tras muchos años de meditación y estudio sobre las artes del siglo XX, he llegado a la conclusión de que:
1º) la abstracción es la mayor fuente de falsedad incrustada en el mundo del arte;
2º) que la inmensa mayoría de sus seguidores no saben de que hablan pero que se adornan con el aura de la modernidad y de la intelectualidad y la acompañan con mucha palabrería de mercadillo ;
3º)que es falso que el arte consista en modas y en provocaciones.
En resumen, que en pintura o escultura lo abstracto ni es arte, ni alta cultura, ni es para minorías intelectuales; lo abstracto en artes plásticas carece de expresión de ideas o de sentimientos, no motiva pasiones en el espectador, no expresa nada pues no quiere y no puede decir nada. Es el nihilismo, el vacío que emana de un alma vacía y simple, que no tiene nada que decir y que tampoco sabría decirlo; es el corcho de la botella del individualismo infantil y propio de mentes primitivas. Pero corcho de una botella que no contiene nada, ni siquiera veneno, que está totalmente vacía de cualquier idea o sentimiento
¿Cómo dejarse engañar y cómo llamar Arte a un conjunto de manchas, trazos y colorines propios para decorar butacas o vestidos?. Si un profesor, licenciado en BB.AA, que además tiene otras carreras universitarias, nunca comprendió el llamado arte abstracto ¿quien estará capacitado para ello ?. ¿Qué otra preparación cultural hay que tener para entender el conjunto de manchas, colores, pegatinas, puntos y líneas que llenan las telas del "informalismo pictórico"?
Cuando las canas de sexagenario adornan mi barba y mi cabeza ya no me puedo dejar engañar . Cuando el corazón me pide sinceridad debo decir lo que pienso del informalismo en las artes. Y lo hago con independencia de la mayor o menor bondad de mis obras y de mis muchas limitaciones artísticas, pero con la seguridad de que nunca engañaré a nadie y de que sigo y seguiré aprendiendo cada día en la soledad de mi estudio desde el que no se escuchan los ruidos de la calle. 


Juan Villalobos

Mas allá del tiempo

Mas allá del tiempo
Siempre quedará el arte

El " NUEVO REALISMO"

Duchamp afirmaba: “La deformación es una característica de nuestro tiempo y no se sabe muy bien por qué. ¿Y tu lo preguntas?, deformación eres tú. O todos los urinarios son fuentes o cualquier objeto del mundo real puede desaparecer y convertirse en otra cosa, por capricho de un artista, deformando su función, confundiendo su misión y engañando al espectador. Hay personas que parecen autorizadas para convertir cualquier cosa en arte, como si de magos se tratase. El poder de tales personas se sustenta en el prestigio o reconocimiento que gozan. Mientras aquel no sea puesto en duda, seguirán ejerciendo su labor de deformación y destrucción. Porque destructiva es su tarea: destruyen un objeto cotidiano- normalmente recogido en un estercolero- y por una palabra suya, palabra de un “dios creador”, el objetivo destruido es reemplazado por otro “artístico” sin más que cambiarle el nombre.

Pero qué decir con obras más atrevidas -como las de Klein o Manzoni -que consistían en… “nada”; obras invisibles cuya existencia solo estaba garantizada por la palabra que el artista daba al espectador o al galerista sobre una cosa que no tenía materialidad física o que no podía contemplarse (como la que ocultaba un bote tapado). La obra del arte ha sido, ¡por fin!, totalmente destruida. Ya no existe: Ya puede presentarse en cualquier objeto, de forma lógica o absurda, con nombre conocido o cambiado. No importa, como tampoco importa si el espectador lo ve o no; está ahí dentro de la lata ¡porque lo digo yo! genio creador-destructor, única persona autorizada a convertir en arte todo lo que toco o (sin tocarlo, para no ensuciarme las manos) así lo certifico. Y si quiero puedo certificar como arte mío, como obras mías, incluso a las personas con las que hablo, como hizo Klein firmando en la pierna de una persona para hacerla” arte”

La palabra destrucción ya proliferaba en las declaraciones de los pintores contemporáneos, desde Malevich a Picasso; Newman, por ejemplo, opinaba que “el impulso del arte moderno era destruir todo asomo de belleza”. La marcha del arte del siglo XX ha ido hacia la destrucción: destruida la perspectiva había que destruir el espacio, luego la composición, la estructura, el dibujo, la forma hasta negarla y, por fin, la belleza. Quedaba solo destruir el color, acabando con el o pintando todo el cuadro con el mismo, para imponer después el vacío absoluto; y a esto le vamos a llamar “Nuevo Realismo”. Hay que destruir, engañar y negarlo todo. Manzini, por ejemplo, opinaba: “La cuestión en cuanto a mí concierne radica en la trascripción de una superficie totalmente blanca (integralmente sin color y neutra), muy lejos de cualquier fenómeno pictórico o de cualquier intervención extraña al valor de la superficie de un cuadro. Un blanco que NO es un paisaje polar, NO es un material en evolución, NO es ningún material, NO es una sensación, NO es símbolo de nada: solo es una superficie blanca que solo es una superficie blanca y nada más (Piero Manzini, FREE DIMENSION, Azimuth 2, milan 1960).

En los casos de Klein y Manzoni se ha hablado del Zen y del nihilismo para encontrar sus respuestas a sus publicaciones artísticas. Pero estas preocupaciones, si es que las tuvieron, habría que buscarla en unas causas más lógica y lo que las han originado: la cultura de la abstracción y la suspensión radical de la forma. El abismo que lleva implícito la abstracción como sistema y la destrucción como norma debía llevar inexorablemente a la contaminación del color, primero, y al vacío, después.

El artista ya no se preocupa tanto de pintar (cubrir de materia un lienzo), ya que eso lo pueden hacer sus ayudantes, como de patentar un color “especial”: el azul. ¡Gran invento del siglo!; con este color todo será embadurnado: cuadros o biombos, globos terráqueos o esculturas. El citado color ha pasado a llamarse KIB,(Klein International Blue). Reinhardt hizo algo parecido con su rojo y otros muchos desgraciados siguieron la moda patentando amarillos, verdes, etc., en un ansia desordenada por llamar la atención y con ella atraer a la fama, pero los críticos no les prestaron atención; a ellos solo les importa el primero de la serie; lo que viene detrás ya es copia y no interesa.

Para Klein y Manzoni, como para todos los pintores del llamado Arte Zero, la creación absoluta solo podía ejercitarse y manifestarse a costa del Ser y mediante su eliminación, su no-presencia. Todo ello no podía desembocar más que en la desaparición progresiva, que en realidad es una aparición, de materiales en descomposición y en excrementos como partes de obra de arte. Y ahora ya no me refiero a las inmundas latas llenas de “mierda de artistas”, de Manzoni, sino a ciertas obras que no se limitan a mostrar materiales mas o menos putrefactos sino que son generadas a partir de tales materiales (Spoerri) y las somete a las mismas degradantes transformaciones que afectan a los seres de la Naturaleza, anulando, de ese modo, lo que distingue en verdad las obras de arte de las naturales.

Divagaciones posteriores intentan hacernos creer (vuelta al engaño) que existen diferencias profundas entre la obra monocromática de Klein y los monocromos blancos de Malevich y posteriores del grupo Zero. Rosenberg, por ejemplo, critica con dureza a los que no perciben las diferencias y distinciones entre las intenciones de uno y otros artistas; para Rosenberg, la obra de Klein, no entronca con el informalismo gestual sino con el minimalismo místico o intelectual. Palabras, palabras, palabras… “El arte del siglo xx es un arte de fanáticos que buscan imponerlo desprestigiando el arte de los que no son fieles a la nueva religión -nos dice Michael Seuphor- del arte moderno.Y así, en el arte de los “otros”, siempre se considera que se encuentra basura y que es un arte digno de enfermos (de “tías marías” o de barrocos trasnochados, se dice ahora). Pero mirando alrededor nuestro solo vemos estiércol, y es en el estiércol donde crece la inmundicia y donde la obscenidad y los microbios viven… Las alucinaciones histéricas son demasiado conocidas y fáciles de adquirir…Dejemos esas bromas para quien lo necesite…La meta del arte no puede ser la de exponer miserias frente al observador. Esas telas impresionantes que nos son presentadas como arte moderno en casi todas las galerías de arte son el corcho de la botella del individualismo. Pero dentro de esa botella no hay nada, ni siquiera “veneno”.

“Pintura trabajada (sigue diciendo Seuphor) a la manera del violador psicópata, solo puede interesar a detectives, criminalistas y psicólogos…”.”Este diluvio de lodo y basura es una calamidad para el arte. Se consideran obras de arte que no pueden ser entendidas en ellas mismas pero que, para justificar su existencia, necesitan ruidosas instrucciones de uso y manuales explicativos para alcanzar finalmente el alma intimidada del espectador que consiste pacientemente a esperar una explicación que acabe con semejante sinsentido, estúpido e impertinente…Sus conceptos no son nuevos ni viejos, sino que son los balbuceos sobre el arte de los desposeídos de la “gracia” de cualquier verdadero talento artístico y a los que la naturaleza ha dotado del poder de palpotear y decepcionar” (Témoignages pour l’art abstrait).

El nuevo Realismo ha sido uno de los más conscientes intentos de destruir el Arte y Klein, con su exposición sobre el vacío, y Manzoni, con sus latas engañosas, sus figuras estelares. Los que de verdad se llamen auténticos artistas si es que desean salvar a su “amada”, no tienen más remedio que rechazar, criticar y combatir a todo lo que de él pueda derivar, pues todo lleva en su seno el veneno de la destrucción de la más noble creación del género humano.”El arte no muere porque lo decidan los filósofos o críticos que obedecen a esquemas apriorísticos, pero puede morir si los artistas deciden componer sin pensar. Si se queda el arte en manos de los artistas y no de los teóricos; si se cambia la palabra “laboratorio” por la que siempre ha tenido, “estudio del pintor” todavía puede salvarse el Arte y podrá tener sentido” (Pedro Azara). El grito de Munch es el grito de dolor por el Manzoni y el Klein que se avecinaba; el grito de pena por los derroteros que estaban tomando las artes. Para que no se inculpara a él (Munch) de haber participado en el sinsentido y en el absurdo, abandonó el expresionismo y sus secuelas y durante los últimos treinta años de su vida, como Rendir y otros muchos, volvió al realismo figurativo, despreciando a historiadores y críticos de pocas luces, que castigaron con el olvido su “deserción” y despreciando su voluminosa obra posterior

(Resumen final de la conferencia del mismo título que pronuncié a los alumnos de 4º curso en la facultad de BBAA en marzo de 1991)


bodegon blanco

bodegon blanco

A MIS ALUMNOS

Si es normal que personas inteligentes en otros campos de su experencia piensen y actúen como tontos o niños (en política o religiones, por ejemplo), si millones de ciudadanos son incapaces de ver la verdad o falsedad de las ideas dominantes que legitiman a gobiernos o sacerdotes, si casi todos los medios de comunicación educan a las masas en el mal gusto y la resignación, con mayor razón debe considerarse normal el hecho de que muchas personas, multitud de personas sensibles y de buen gusto, no perciban el fraude, la artificalidad o la falsedad en el arte dominante en el actual mercado de las famas pictóricas lanzadas al mismo.

Un ejemplo fue Picasso. Picasso representó la estética afirmativa de la mentira, de lo imposible de ver y de comprobar (es imposible ver un objeto desde tres puntos de vistas diferentes ( cubismo), y menos aún comprobar la veracidad de esa visión que nos propone su provocador). Picasso desfiguró la representación plástica de cuerpos y rostros humanos para destruir o esconder todo asomo de humanismo. En un mundo de guerras, holocaustos y campos de exterminios de las ideologías socialistas totalizadoras, parecía tener explicación tanta sinrazón, pero hoy ya no.

Hoy, la producción industrial, el mercado y el consumo de "cultura" exige un tipo igualitario de belleza negativa, como la de Picasso o Tapies, que nadie comprenda pero que cualquiera pueda producir y divulgar.

Si en la obra de un artista predomina la opacidad, la confusión o la complejidad, sobre la claridad, la distinción y la sencillez no en el tema tratado, sino en el modo de tratarlo, esa obra será, en el mejor de los casos, interesante o bonita (¡ Qué mono !, dicen), pero nunca será bella, nunca será una obra de arte.

Las bellezas del arte nacen debidas al triunfo de la inteligencia intuitiva sobre las rutinas sociales. La Naturaleza parece inteligente porque aborta sus deformidades individuales y borra sus huellas para que no se reproduzca, por no ser útiles para la especie, mientras que las vanguardias artísticas las cultiva y exhibe por ser idóneas para la especulación en el mercado (que todo lo corrompe) o la promoción estatal de artistas sin talento que gobiernos sin escrúpulos utilizan para sus fines propagandísticos.

Despues de haber ganado con los maestros del Impresionismo la representación bella de las cosas y paisajes, la pintura europea perdió hace mas de tres cuartos de siglo la lucidez de la expresión artística en su plasmación plástica. La abstración, los experimentos y la provocación la han metido en el callejón sin salida de las" novedades" que no traen nada nuevo, a no ser la estupidez de lo informe y de lo grotesco. La pintura abstracta no es inteligible ni bella porque no alcanza a tener siquiera la belleza de la inteligencia natural. No creáis a los que dicen que es un arte para minorías intelectuales.Mienten. Es un arte para fanáticos pseudo intelectuales que quieren obligarnos a creer que en las artes plásticas la inteligencia cultivada y la razón son estorbos para la modernidad y que para triunfar en ellas no se necesitan mas aptitudes que las imitativas propias de simios y que , como ellos, solo explican gruñidos inarticulados con destreza manual. Creedme, en las artes plásticas la abstración es decoración y falsedad, es decir, es fraude.

En resumen, el arte informal sin justificación ni inteligencia, el arte sin expresión estética y con desprecio de la belleza,es NO ARTE, es fraude al espectador, es mentira.

Juan

Jóvenes en la playa nudista

Jóvenes en la playa nudista
Paleta del autor

CHARLA FINAL DEL CURSO 2OO8-9

(en la presentación de la exposición colectiva de los alumnos seleccionados)

Las pinturas y los dibujos son imágenes que realizamos los artistas para mostrar lo que tenemos en el alma o lo que guardamos en el corazón.

Pero no todas las imágenes expuestas son Arte

La palabra arte designa diversas cosas y acciones ejecutadas por personas que tienen un especial conocimiento de lo que hacen y que la mayoría de la gente no sabe hacer.

Pero en este pasado siglo quisieron que fuese arte cualquier trabajo humano que tuviera, además de belleza física, utilidad: una lámpara, un coche, un vestido etc. Ciertamente que son cosas más o menos bellas y que se buscó la belleza en su construcción: son obras con arte, pero no son obras de arte

Aquellas son obras del arte necesario, realizadas con reglas tradicionales (alfarería, bordados, decoraciones, etc.)y para ser usadas, y éstas son obras de arte arbitrario, innecesario, que expresan lo sublime, lo bello o lo grandioso de la Naturaleza o de la Humanidad: Aquellas son obras para la producción en masa y que siguen criterios de las modas de los tiempos; éstas son obras individuales, intemporales, inútiles para la vida material de los pueblos, pero necesarias para la vida espiritual: Aquellas son obras creadas por el arte; éstas crean el arte.

Las obras de arte moderno siguen en su producción los ritmos de las modas que aseguren su comercialización y consumo en masa. El arte de lo experimental, lo abstracto o lo informe, ha conquistado un puesto relevante en la economía mundial de la especulación. Tiene su prensa, su política interior y exterior, sus bancos de depósitos (a los que también llaman museos o espacios de arte), su promoción estatal, sus escuelas, sus profesores y sus críticos y divulgadores. Todos estos agentes establecen las cotizaciones no por la calidad de las obras, un secreto que solo ellos conocen y no saben explicar, sino en virtud de la escala y fama de los “artistas” que ellos mismos promocionan, seleccionan o inventan.

Tal vez unas obras sean más valiosas que otras, pero los que permanecemos fieles al gran Arte carecemos, por mucho que hayamos estudiado, de criterios artísticos y culturales para distinguirlas.Tampoco nadie sabe explicarnos esa diferencia. Asi que el valor lo imponen por la fama del autor.

No esperemos encontrar algo inteligible en los apologetas de ese arte experimental o abstracto, con lo que podamos estar de acuerdo o, incluso, en desacuerdo. Si hay algo de verdadero o valioso para la humanidad en las obras del arte informal actual, ¿por qué nadie ha sabido, en más de un siglo, explicarlo con un lenguaje claro y concreto?. No valen palabrerías y calificaciones pseudo intelectuales; las jergas que emplean sus críticos son, como las de las sectas, recurso de la ignorancia y del fraude y, como ellas, consiguen engañar a los incautos.

Pero lo abstracto tiene su explicación: La producción y el consumo de cultura exigían un tipo igualitario de “anti belleza”, que nadie comprendiera pero que todos pudieran crear y mostrar. No se podía consentir la gran desigualdad de talento entre los hombres, por lo que debe ser remediada bajando el nivel de la educación oficial, la distribución de subvenciones, la anulación de premios al esfuerzo y la igualación de sueldos. La democracia materialista no podía tolerar que el Arte fuera exclusivo patrimonio de unos cuantos genios en cada generación sino que, al contrario, algo que todos puedan crear. Y por eso despreciaron el concepto de belleza y ampliaron el de arte a cualquier objeto realizado por el hombre o seleccionado por él, escogiéndolo de la Naturaleza ( como el cadáver de un perro, expuesto en una galería inglesa)

Quien no vea la simbiosis entre la abstracción artística y el nihilismo ético no comprenderá la tragedia vivida por el arte sometido por un estado más o menos totalitario que todo quiere controlar. Las ideologías totalizadoras agotaron en guerras, holocaustos y campos de exterminio su caudal destructivo de toda forma de humanidad, pero el arte que las precedió y con el que convivieron, sigue destruyendo hoy, con abstracciones del vacío y experimentos con banales materiales, la posibilidad de un clima cultural en donde pueda renacer y extenderse el gran arte de lo que se ha considerado" belleza " a través de la Historia

Sin embargo, los genios artísticos que la Naturaleza nos sigue dando, a pesar de la enseñanza oficial, continúan creando arte en el silencio de sus estudios, olvidados por los críticos, los historiadores y los medios. Y, mientras tanto, algunos profesores, seguiremos disfrutando de enseñar y divulgar la forma tradicional de buscar y entender la belleza, a resguardo de esas modas pasajeras a las que llaman vanguardias.

Juan